Muchos matrimonios y relaciones de pareja se deterioran a causa de factores externos que afectan la relación, ya que se imponen ideas centradas como el materialismo en lugar de la construcción de una institución donde impere el afecto y el amor.
El materialismo despierta nuestra naturaleza egoísta y hace que prioricemos el tema material sobre los sentimientos hacia la persona que amamos. Empezamos a ver todo lo que nos rodea desde el punto de vista instrumental como posesiones, es decir, hablamos de mi esposa, mi marido, mi dinero, mis juguetes, mi bicicleta, mi coche, mi mujer, mi hombre, y los míos, los míos, los míos...
Inconscientemente creemos que estas posesiones son simples cosas sin sentimientos y deben estar a nuestra disposición o realizar una función particular a nuestro antojo. En cualquier momento, cuando nuestras posesiones no se ajustan a nuestros deseos o expectativas, nos enfurecemos. La realidad es que estas no son nuestras posesiones ni podemos tener ventaja sobre ellas, sobretodo cuando nos referimos a otras personas.
Cuando queremos que nuestros seres queridos cumplan una función subordinada a nuestros deseos, dañamos seriamente la relación y es el comienzo del fin de la misma. El problema de muchas relaciones que fracasan en la actualidad, es que en lugar de ver a la pareja desde una perspectiva romántica, la ven desde una perspectiva utilitaria, no vemos a las personas por su calidad moral, sino por cuanto dinero tienen, por su físico, por el tipo de carro, por sus relaciones, etc, a fin sean una especie de "trofeo" que exhibir más que pensar en alguien valioso que nos acompañe.
Las relaciones de pareja que llevan al matrimonio son la institución social fundamental profundamente arraigada en todas las sociedades. Para defender la institución del matrimonio, debemos poner énfasis en la importancia de la pareja en la relación, en el afecto y en el amor. El matrimonio debe construirse sobre una base sólida que representa la verdad, la sinceridad, el sacrificio y la cooperación, poniendo en común nuestros deseos y opiniones.
Las personas que entran en una relación formal pero tienen objetivos distintos, solo orientados a satisfacer sus propios deseos, están condenadas al fracaso. Ambos deben comprender que los deseos y opiniones individuales no pueden imponerse frente a la otra persona, al contrario, una relación debe fortalecerse en base al amor, la comprensión y el respeto mutuo. Buscar satisfacer solo los deseos individuales o imponiendo sus opiniones sobre la otra persona, se constituyen en elementos destructivos para la relación.
Es importante que ambas partes busquen hacer frente a la verdad y adopten una postura diferente cuando se busca una relación seria. Debemos cambiar nuestra perspectiva y evaluar por qué vivir juntos en armonía es una tarea fundamental, donde es el amor, el respeto y valoración a la pareja lo que garantizará el éxito en la relación.
¡Qué pases un buen día!
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Rolando E. Trigueros Garcia (lunes, 11 septiembre 2017 19:51)
muy bella informacion, gracias por compartir.