PROGRAMA TU MENTE PARA TOMAR RIESGOS


La zona de confort en el ámbito laboral y económico es un enemigo del éxito, el riesgo suena bien cuando no se asume, pero a la hora de estar de frente con él los miedos y las inseguridades afloran. El proceso de toma de decisiones y riesgos es completamente personal y cada individuo lleva su ritmo y tiempos para atreverse. Si tienes dificultades para salir de tu zona segura y arriesgarte al éxito sigue estos consejos.

 

¿Cuándo no tomar un riesgo?

 

 

·         -Cuando ejercen presión sobre ti para tomar riesgos y no estás seguro de que quieras hacerlo ¡no lo hagas! Tomar una decisión en base a lo que otros dicen es tóxico y ante los primeros retos podrías derrumbarte y caer en el fracaso rotundo de tu proyecto o idea.

 

 

 

 

·         -Si contradice tus valores y tus creencias no es momento de tomar ese riesgo, medita la situación y no te lances al vacío sin medir las consecuencias. Muchas personas piensan que arriesgarse es “lanzarse sin pensar” al vacío esperando los mejores resultados, esto no es así y si lo intentas tus probabilidades de fracaso aumentarán.

 

·         -Los riesgos de “todo o nada” son bastantes peligrosos y engañosos, ten cuidado con ellos y revisa todas tus posibilidades antes de aceptar ya que por lo general la ruleta se inclina hacia la opción de “nada”.

 

 

 

 

 

¿Cuándo programar la mente?

 

Si existe un bloqueo en tu mente que te impide de forma recurrente que tomes riesgos, entonces comienza a pensar en programar tu mente, pero ¿cómo hacerlo?

 

El primer paso para hacerlo es estableciendo una meta fija, es decir, trazando un camino imaginario entre ¿en dónde estamos? Y ¿a dónde queremos llevar? En el medio de estos habrá decisiones, retos y riesgos que asumir, pero lo primero es establecerlo. Lo siguiente consiste en aproximarse a los posibles riesgos que puedas encontrar en el camino y evaluar si estás preparado (a) para confrontarlos, este proceso puede llevar semanas incluso meses.

 

            Los riesgos pequeños son otro elemento que te puede ayudar a tomar otros más importantes, por ejemplo, ¿qué haces cuando tienes en tus manos una tarea demasiado grande? Pues dividir esta gran tarea en muchas pequeñas que puedas cumplir por separado y al final obtener el resultado óptimo. Todo riesgo debe tener un sentido, una meta, una aspiración hacia la que llegar, no surge de la casualidad sino de una decisión personal.

 

No digas que no a la previsión

 

No te ates las manos ni te pongas vendas en los ojos a la hora de arriesgarte, el proceso de toma de decisiones no se aleja del riesgo y es importante tomar previsiones en caso de que todo sea desastroso. Hay que lograr un equilibrio entre el uno y el otro, porque recuerda que en la mayoría de los casos las cosas no salen como se esperan. A cada posible pronóstico hay que plantearle una solución y respuesta rápida.

 

Solo tú tienes control de tus acciones y tu mente así que está en ti la llave para programar tu mente y liberarte de ese miedo a tomar riesgos.

 

 

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