EL ORDEN DEL NACIMIENTO Y EL DESARROLLO PERSONAL


El desarrollo personal de una persona viene influenciada por una serie de factores que van de la mano con el ambiente en el que vive y el tipo de relaciones que tiene a lo largo de su vida. Por ello, no es de extrañar que una de las influencias más grandes viene a ser nuestra familia: es el primer grupo al cual pertenecemos y en el cual crecemos.

 

Y uno de los pilares de la familia es la dinámica que existe entre los hermanos o si, por el contrario, se es hijo único. Son varios los psicólogos que han estudiado cómo el orden de nacimiento de los hijos condiciona la personalidad de cada uno.

 

 

De esta manera, es popularmente aceptado que el orden de nacimiento de los hermanos es determinante en su crecimiento tanto como la genética. En gran medida esto se debe a que no existen dos niños con padres iguales, aunque sean de la misma familia: los padres tienen a actuar diferente con cada uno de sus hijos dependiendo del orden en que llegaron al mundo.

 

 

El primogénito suele tener privilegios hasta que nacen sus hermanos, momento en que se siente destronado. Los hijos del medio suelen adaptarse mejor a las situaciones que se le presentan ya que de pequeño siente un complejo por no ser el mayor ni el más pequeño en su familia. Gracias a los ejemplos y la seguridad que se les da, los hermanos menores suele ser más seguros, precoces y maduros.

 

Las dinámicas entre los hermanos, aunque con sus diferentes matices, se mantienen más o menos igual en todas las familias: los hermanos mayores buscan la excelencia, los del medio suelen ser los más comprensivos y los pequeños quieren que se les preste mayor atención.

 

La dinámica de los hermanos a detalle

 

El primogénito: Al ser los primeros, sus padres tienden a prestarles mucha atención cuando nacen y hasta que nacen sus hermanos. En gran medida, son en lo que los padres ponen sus mayores ambiciones, por lo cual ellos desarrollan mayor sentido de responsabilidad, buscan lograr grandes cosas y conseguir la aprobación de los demás, aunque a veces pueden llegar al extremo de ser controladores o perfeccionistas. Además, sienten la necesidad de ganar en todo y tener siempre la razón.

 

El hijo del medio: A menudo se sienten fuera de lugar al no ser ni el hermano mayor ni el más pequeño, por lo cual al crecer buscan agradar a las personas, les cuesta poner límite a las situaciones, son flexibles de pensamiento y tienen numerosos amigos. Esto hace que sean más sociables que sus hermanos y que sean mejores para cooperar o trabajar en equipo.

 

 

El hijo menor: Suelen ser los más independientes, ya que los padres tienen mayor experiencia en la crianza y deben repartir más su atención. Pero esto también los lleva a buscar atención de forma constante: suele ser el alma de la fiesta o los payasos de la clase. Además, tienen un miedo al rechazo arraigado.

 

El hijo único: Cuando no se tienen hermanos con los cuales competir, los hijos únicos tienen la atención de sus padres toda su vida. Esto los lleva a sentirse más cómodos con los adultos que con otros niños. Es vital que se les enseñe a compartir y el valor de las cosas, puesto que de lo contrario se volverán sobre merecedores: que se merecen todo porque sí y sin poner nada de su parte por conseguirlo. Suelen ser exigentes, implacables, responsables y maduros; aunque no suelen aceptar con facilidad la crítica o reconocer que se han equivocado.

 

 

Y tú ¿Qué opinas? ¿estás de acuerdo?

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