Es bastante común que al pasar de cierta edad, los seres humanos vivamos momentos de confusión al notar que aquello que tanto nos apasionaba desde hace 5, 6 años, incluso más, ya no despierta en nosotros la pasión de otros tiempos. Son momentos difíciles, básicamente porque los libros y gurús de la felicidad suelen hablarnos de perseguir nuestros sueños y ya estamos programados para seguir un sueño que de pronto no se nos torna tan atractivo… ¿Qué camino tomar?
La Vida no es una carretera de un sentido
La respuesta va a sonar dura, dura porque programamos nuestro cerebro en un sentido pero, en ocasiones, es necesario volver a atrás y reprogramar un nuevo sueño, eso que quizás reposaba de manera oculta en algún lugar de tu alma.
Puede que hayas estudiado piano, incluso egresando de un conservatorio y de pronto, un buen día, te das cuenta de que lo que más te agrada es dedicarte a escribir, que cada vez ocupas más horas al día en tu escritorio, escribiendo y menos horas a la práctica, lo cual, inequívocamente, hace de un concertista un profesor promedio de piano y ejecutante de nivel medio.
A eso se refiere la expresión volver atrás. Muchos de nuestros sueños solo se cumplen si son siempre sueños. No vale de nada soñar con ser un gran pintor si ese sueño no se mantiene como una pasión por la pintura. Si al alcanzarlo de pronto nuestra alma no parece enamorada de ello, es tiempo de plantearse bien las cosas y entender que la vida no es una carretera de un sentido.
Muy en tu interior, solo tú sabrás decidir si volver atrás y tomar un nuevo camino en el último cruce es lo que necesitas para ser feliz. Lo importante aquí es no negarse de plano, todo necesita una revisión y en ocasiones una reestructuración a fondo para alcanzar la armonía o nivelación deseada, nuestra vida no es la excepción a ello.
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