La impulsividad es un factor que afecta severamente nuestra mente y se da cuando hay un desgobierno del consciente, y el subconsciente se desemboca sin filtros y nos hace actuar negativamente.
Un hombre o mujer impulsiva reacciona haciendo o diciendo cosas inapropiadas que pueden desencadenar en una grave situación a la par de un posterior remordimiento cuando se cae en la cuenta del error.
La impulsividad depende en alguna medida del temperamento de la persona, pues hay algunas personas cuya información genética los hace más propensos a reaccionar rápidamente ante palabras o acciones que consideren agraviantes.
No obstante, es posible en el transcurso de la vida atenuar los efectos de la herencia y neutralizar los impulsos que no responden a un manejo consciente.
Eso se puede lograr educando la mente a no reaccionar sin antes pensar en las consecuencias de dicha reacción. Es perfectamente posible lograr un mecanismo de control en la mente que nos permita sobrellevar determinadas situaciones conflictivas y lograr algo que normalmente no es común en las personas impulsivas: la tolerancia.
Eso no significa claro está que uno deba de ser excesivamente pasivo y aguantar insultos o agravios de parte de otras personas, pero se pueden manejar mejor dichas situaciones si se actúa con inteligencia.
Si uno tiene la conciencia tranquila de que efectivamente no está generando el problema puede enfocar las cosas con tranquilidad y salir airosos de determinadas situaciones por más belicosa que sea la persona que se tenga en frente.
La diferencia está en que uno puede ser capaz de identificar y atenuar la impulsividad mientras que un ser belicoso o conflictivo simplemente no es capaz de pensar en ello.
En un estado mutuo alterado por la impulsividad, la persona que está en mejores condiciones de salir bien librado es la persona que se permite pensar antes de actuar. En esta sociedad según su EMS (Esquema mental de la Sociedad) se da mucha importancia a la fuerza, pero dicha fuerza está referida al cuerpo físico, por lo tanto la gente tiene la idea de que se le debe tener temor a los tipos grandulones aunque estos no tengan nada en el cerebro.
Eso es un error, los tipos que sólo se destacan por utilizar su fuerza física son muy vulnerables, si no saben lo que es el control de los impulsos menos podrán controlar sus miedos ante lo desconocido.
Así que si algún día Ud. como persona inteligente se encuentra con alguien impulsivo de dichas características, que no le importe el tamaño ni el peso de dicha persona, mírelo entre ceja y ceja como si tuviera un tercer ojo y háblale. La mirada de confianza que transmite una persona no impulsiva es muy poderosa, es chocante para la persona que si es impulsiva, y está por más conflictiva que sea retrocederá en sus intenciones.
La impulsividad, al igual que la impresionabilidad y la susceptibilidad representa uno de los factores a erradicar de nuestra mente, logrando ello en un alto porcentaje estaremos mejor preparados para el desarrollo de nuestros poderes mentales. Atenuando dichos factores Ud. podrá notar gradualmente como se va sintiendo mejor cada día que pasa, podrá sentirse cada vez más con una sensación de poder sobre las cosas que antes le parecían incontrolables, y esto tiene una explicación lógica.
Los factores negativos de la conducta humana como la impresionabilidad, la susceptibilidad e impulsividad quitan energía., al cambiar de actitud en nuestra vida esa energía que antes desperdiciábamos ahora la acumularíamos y canalizaríamos armoniosamente en las direcciones que son de nuestro interés dentro del desarrollo de nuestra mente.
MARDAM
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