Hoy nos toca recordar los pensamientos de un gran autor de mensajes espirituales: Anthony de Mello.
Anthony de Mello. (1931), fue un sacerdote jesuita hindú y terapeuta que falleció a los 56 años en Nueva York. Su legado de reflexión espiritual se reflejan en sus libros escritos (“El canto del pájaro”,“El manantial”, “Sadhana”, ¿Quién puede hacer que amanezca?, “La oración de la rana”); también en las conferencias que dicto y en las compilaciones de sus textos que elaboraron sus seguidores.
De Mello tenía una forma muy particular de dar enfoque al tema espiritual, lo hacía recurriendo a anécdotas con humor pero también dando una visión crítica a diversos temas lo que muchas veces le hacía entrar en cierto conflicto con la Iglesia Católica.
Según de Mello se debe cuestionar todo, hablaba también de profundizar la propia vida, para liberarse de las cadenas interiores que son las que nos impiden vivir intensamente.
A veces, hasta la misma religión, es mal entendida según De Mello, puede llegar a ser en ese caso, motivo de conflictos psicológicos que agudizan las adversidades e impiden vivir eso que él llama libertad interior.
Del libro “Autoliberación Interior” que recoge lo mejor de sus textos, extraemos estas reflexiones:
“Despertarse es la espiritualidad, porque sólo despiertos podemos entrar en la verdad y descubrir qué lazos nos impiden la libertad. Esto es la iluminación. Es como la salida del Sol sobre la noche, de la luz sobre la oscuridad. Es la alegría que se descubre a sí misma, desnuda de toda forma. Esto es la iluminación.
El místico es el hombre iluminado, el que todo lo ve con claridad, porque está despierto.
No quiero que os creáis lo que os digo porque yo lo digo, sino que cuestionéis cada palabra y analicéis su significado y lo que os dice en vuestra vida personal; pero con sinceridad, sin autoengañaros por comodidad o por miedos.
Lo importante es el Evangelio, no la persona que lo predica ni sus formas. No la interpretación que se le ha dado siempre o la que le da éste o aquél, por muy canonizado que esté. Eres tú el que tiene que interpretar el mensaje personal que encierra para ti, en el ahora. No te importe lo que la religión o la sociedad prediquen.
La sociedad sólo canoniza a los que se conforman con ella. En el tiempo de Jesús y ahora. A Jesús no pudieron canonizarlo y por ello lo asesinaron. ¿Quiénes creéis que lo mataron? ¿Los malos? No. A Jesús lo asesinaron los buenos de turno, los más respetados y creídos en aquella sociedad. A Jesús lo mataron los escribas, los fariseos y sacerdotes; y si no andas con cuidado, asesinarás a Jesús mientras vives dormido.”
Escribir comentario
Patricio Pérez R. (miércoles, 20 agosto 2014 19:09)
Gran mensaje, pero que entendemos por buenos y malos? Saludos