La personalidad verdadera, está en función de lo que uno piense de sí mismo, de ninguna manera se puede llamar personalidad a la que necesita de los aplausos de los demás para sentirse bien o ser felices.
Muchos se pueden dejar engañar por las apariencias que principalmente provienen de artistas o gente de la TV. Pero en verdad, la personalidad se va cultivando en base al conocimiento interior de lo valioso que somos y no puede estar supeditada a la dependencia o necesidad de aprobación.
Si la personalidad requiere de aprobación de los demás no es personalidad o es una falsa personalidad. Asimismo no hay personalidad sin autoestima y quien se valora asimismo y procura equilibradamente no alimentar en exceso el ego, sabe que la persona que primero debe admirar es a si misma antes que la exagerada admiración por personas que los medios imponen alabar.
“La autoestima de uno no puede depender de un grupo de gente que carece de la misma”. Ante todo el reconocimiento debe ser el que uno mismo se otorga, una vez que eso sea así, recién se podría permitir un deseo moderado de reconocimiento de los demás, teniendo la tranquilidad en el pensamiento que uno maneja el control porque tiene dicha verdadera personalidad.
Como ya se dijo el equilibrio es fundamental, el hombre o mujer con personalidad debe ser sereno, humilde y silencioso en su confianza y seguridad, sus acciones inyectadas de energía positiva harán que se innecesario hablar de sus cualidades, pues ellas se proyectarán por si solas.
No obstante lo dicho, en la actualidad se le llama personalidad arbitrariamente a lo que vendría ser sólo el «carácter» relacionado principalmente con el “culto a la imagen” que es, por cierto, el negocio de los medios de comunicación .
Dicho «carácter» estadío inmediato superior al «temperamento»con el que nacemos siempre ha sido el estadío inmediato inferior a la «personalidad».
Asi que si se insiste en llamar personalidad a lo que es solo carácter, pues no nos hagamos problemas, habría que ubicar entonces a la gente verdaderamente cultivada mentalmente dentro del estadío supremo que podriamos llamarle Superpersonalidad.
MARDAM
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