La mente conciente es capaz de razonar, juzgar, planificar, observar y analizar dentro del ámbito racional. Es en nuestra mente consciente donde se generan las ideas o pensamientos, es en donde realmente podemos analizar nuestra existencia y lo que somos. Es la que nos permite llegar al razonamiento, a la lógica, es la que puede convertir un conjunto de pensamientos, en emociones de distintos grados de intensidad. Y es, a su vez, entre otras cosas la mente que nos ayuda a comprender el por qué de dichas emociones.
El consciente o la conciencia tiene principios, tiene bien demarcado
los límites del bien y del mal, no se deja engañar con disfraces que pretendan enmascarar una realidad. Es por ello que cuando uno se trata de disfrazar con un ropaje distinto al que le aportan
sus principios, está conciencia no nos deja en paz hasta que remediemos el problema. Tiene muy claro lo que es justo y lo que no lo es.
Como diría Rubén Cedeño en su “tratado de Metafísica”: “La Mente
Conciente es aquella que se da cuenta de las cosas que están con nosotros en todo lo que vemos concientemente. Esta mente vive calificando todo lo que ve como bien o mal. Lo que se califica como
bueno actúa en bien hacia nosotros y lo que se califica en mal funciona para perjudicarnos. Pero las cosas no son ni buenas ni malas; se convierten en lo calificado”
El subconsciente en cambio, es el gran generador y distribuidor de nuestra energía. Retiene una
gran cantidad de información, y no se sacia, eso si, es selectivo y en el prevalecen los pensamientos que por sugestiones intensas han sido depositados con mayor frecuencia.
En ese sentido es interesante la expresión de poder que puede llegar a tener el subconsciente y
recordarlo. Como lo diría Napoleón Hill en “Las llaves del éxito”:
“cualquier idea, meta o plan dominante mantenido en la mente consciente mediante un esfuerzo
repetido y emocionalizado por un deseo ardiente de realización es incorporado por el subconsciente y ejecutado a través de cualquier medio natural y lógico disponible”.
Estas palabras no hacen más que ratificar la idea predominante de que en el subconsciente está
localizado el origen de un gran poder capaz de cristalizar en la realidad los sueños más anhelados.
En el subconsciente se registran imágenes poderosamente captadas por el conciente, así pues el
subconsciente contiene grabados los conceptos que tengamos de nosotros según nuestras experiencias personales, así pues proyectamos las imágenes concordantes con esas definiciones internas y
entonces reflejamos según cada caso a una persona segura o insegura, con fe o sin esperanza, optimista o negativa, dinámica o pasiva, empredendora o sin iniciativa, etc., etc., etc.
El subconsciente es un espacio con una cantidad interminable de información, es una biblioteca ilimitada para nuevos conocimientos, a la cual se puede recurrir en cualquier momento para el provecho propio, pero a la cual se debe cuidar y limpiar del polvo de los malos pensamientos, pues si por descuido la dejaste de nutrir con pensamientos dignos, la encontraras maltrecha y produciendo material desechable.
Ah, eso si, siempre producirá, porque es la mente subconsciente una gran generadora de energía que constantemente libera lo que se ha sembrado. Si lo que prevalecen son las ideas de alegría, confianza, libertad, seguridad, y deseos de vivir, eso cosechará, es decir, la expresión de una persona serenamente feliz.
Pero igualmente ante la negación de los atributos anteriores y sustitución por
estructuras de pensamientos negativos arrojará las condiciones de una persona propensa al fracaso en sus actividades, y de una vida llena de amarguras y frustraciones.
Pero aun cuando el subconsciente esté muy dañado, siempre es posible reprogramarlo
mediante la autosugestión u otras técnicas, claro que es posible, en algunos casos costará más dependiendo del tiempo, y de la intensidad que hayan representado su herencia genética y las
sugestiones proporcionadas por las experiencias, pero de todos modos la reprogramación es una realidad. Eso si, nunca diga que no se puede, puede demorar, pero el cambio, autoprogramación, la
transmutación, la evolución o como quiera llamarle puede lograrse.
MARDAM
http://mentefilosofica.blogspot.com/
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