Desde la niñez la aprobación social es importante para el desarrollo personal. A temprana edad nos acostumbran a tomar decisiones basadas en la aprobación de los demás y no en los deseos o necesidades personales. Esta es una de las razones por las que nos preocupa lo que piensan los demás. De esta manera, tomamos sus opiniones como guías para determinar si algo es correcto o no. Es necesario mantenerse alejado de las necesidades por complacer gustos ajenos a los nuestros.
¿Cómo saber si nos preocupa demasiado la opinión pública?
Hay varios indicios de que estamos comportándonos como los demás nos indican que debemos hacerlo. El primero de ellos es fácil de identificar, y se trata de las mentiras y las contradicciones. Si cambiamos de opinión solo por gustarle a un grupo, es probable que estemos buscando continuamente aceptación social. Otra forma de saber que nos preocupa lo que piensen los demás es disculparnos aun cuando no tenemos la culpa o responsabilidad de ciertas cosas.
Cuando recurrimos a evaluarnos a través de la opinión de los otros quizás existe una falta de autoestima, porque pensamos en el “qué dirán” antes de realizar cualquier cosa. Si dejamos que alguien más determine qué se debe o no hacer, será imposible reconocer lo que realmente queremos. Condicionarse por lo que digan los demás y no saber decir “no” significa no conocer cuáles son nuestros derechos.
Cualquier persona tiene el deber de manifestar cuando no está de acuerdo con algo. La opinión pública no debería ser un motivo para permitirles a los otros sobrepasar los límites. No es necesario ser complaciente, pues decir que “no” nunca ha sido un delito, sino un derecho, y es probable que este sea el mayor indicio de que nos preocupa lo que piensen los demás.
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