Nuestra mente tiene dos mentes en una: la mente consciente y la mente subconsciente.
Ambas funcionan en nuestra mente de forma intensa pero bajo características distintas.
La mente consciente es la mente racional, es decir, la que razona, la que elige, discierne y toma decisiones.
La mente subconsciente es en cambio irracional, acepta lo que la mente consciente ha aceptado como creencia por la costumbre durante un buen tiempo e incluso lo que el temperamento generado por la información genética ha decretado.
Esta mente subconsciente tiene una gran capacidad de absorción cuando ideas o imágenes internas o externas afectan la impresionabilidad de la persona. Claro está que a más impresionable la persona, es más probable que esa mente sea captada por agentes externos que dirijan en una gran medida u acciones y reacciones y por el contrario mientras menos impresionable sea, más son las posibilidades de que la persona pueda conscientemente autoprogramarse según su propia elección.
La mente subconsciente acepta ideas de armonía o de destrucción si se han fijado como hechos ciertos, independientemente sean falsos o verdaderos en la realidad.
Si la mente subconsciente ha captado pensamientos negativos y de infelicidad, con el tiempo, se reflejaran en actos nocivos, conductas oscuras, ideas tristes y de estupidez.
Si en cambio la mente ha captado inconsciente o conscientemente con el tiempo, pensamiento positivos y de prosperidad, la persona reflejara conducta llena de vitalidad, bienestar y atraerá magnéticamente buenas oportunidades para lograr los objetivos deseados.
Así que sea buena o mala la semilla implantada en la mente subconsciente, con el tiempo se cosecharán los resultados que tengan que darse puesto que esta mente procesa como verdadero y real aquello que haya sido fijado fuertemente en el fuero interno y mantenido en el tiempo a través de información e imágenes.
Mardam