¿QUE ES EL DESARROLLO PERSONAL?


Cada uno de nosotros nacemos con diferente habilidades y aptitudes. Mientras que unos son buenos en matemáticas, otros tienen talento artístico o se les da mejor los trabajos manuales.

 

Por ello, en esta sociedad tan competitiva, es casi que un deber el desarrollar estas potencialidades; solo así podemos entrar en este mundo donde el conocimiento se ha convertido en la principal divisa.

 

Debido a las nuevas exigencias de estos tiempos, los psicólogos y demás especialistas han venido diseñando algunos mecanismos y herramientas con los cuales explorar todo nuestro potencial, mejorar nuestra autoestima, agudizar su inteligencia emocional y volvernos más felices. Esto forma parte de un continuo proceso de desarrollo personal.

 

 

Aunque existe una gran variedad de acepciones sobre el término, la que usaremos en este momento es la empleada por Brito Challa (Relaciones humanas 1992. Pág. 112):

 

"Es una experiencia de interacción individual y grupal a través de la cual los sujetos que participan en ellos, desarrollan u optimizan habilidades y destrezas para la comunicación abierta y directa, las relaciones interpersonales y la toma de decisiones, permitiéndole conocer un poco más de sí mismo y de sus compañeros de grupo, para crecer y ser más humano".

 

De tal modo, podemos concluir que el desarrollo personal es una disciplina a dedicación completa que nos ayuda tanto a incrementar nuestras habilidades individuales como a relacionarnos con nuestros semejantes de forma positiva.

 

 

 

 

Gracias a sus beneficios psíquicos y psicológicos, el desarrollo personal nos ayuda a tener una salud íntegra, además de tener un estilo de vida cargada de vitalidad y con motivaciones donde seremos capaces de lidiar mejor con el estrés y controlar nuestras emociones.

 

A grandes rasgos, el desarrollo personal es un cambio de conductas arraigadas y que eran un lastre para tener una vida de éxito y satisfacción.

 

Esta forma de vida implica una serie de habilidades a dominar para poder avanzar. Estos son algunos de ellos:

 

Autoconocimiento: esto supone el poder juzgar nuestras cualidades y defectos de forma acertada, sin ocultar nada, pero tampoco siendo demasiado duros con nosotros mismos. Implica la capacidad de aceptar nuestros errores y actuar para ser cada día mejor.

 

Autoestima: es quererte a ti mismo por más equivocaciones y defectos que puedas encontrarte. Es tomar conciencia de que cada uno de nosotros es un ser único e irrepetible en el mundo y que por ello merece ser feliz.

 

Autodirección: todos tenemos metas y logros por alcanzar, pero de nada sirven si no cuentas con la racionalidad para planificar una serie de acciones que apunten a cumplir esos objetivos. Debes saber definir qué quieres hacer y actuar en consecuencia.

 

Autoeficacia: las oportunidades no se dan todos los días, por eso debemos saber aprovecharlas apenas se presentan. Esto tiene mucho que ver con el punto anterior: no podemos pretender que siempre tengamos a alguien sobre nuestras nucas para que hagamos bien las cosas, eso es responsabilidad nuestra. Debemos ser el principal juez de todo cuanto hacemos, cerciorarnos de que esté bien hecho y cumpla con nuestros estándares de excelencia.

 

 

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