ANTHONY DE MELLO  Y LA AUTOLIBERACION


Poco antes de dictar un curso sobre Autoliberación en Madrid , el padre Tony de Mello fallece de un ataque al corazón en Nueva Yprk. Las transcripciones de dicho  curso de autoliberación interior fueron recogidas por una de sus alumnas en una de sus presentaciones realizadas en Barcelona en agosto de 1986.

 

 

En  sus charlas sobre “Autoliberación Interior” De  Mello menciona la expresión: "Despierta cuando descubras que has estado dormido".

 

Esta metáfora está referida a que solo el  ser humano  Iluminado puede despertarse espiritualmente y de esta forma liberarse de las cadenas mentales que le atan.

 

Despertar es descubrirse a si mismo en ese mundo interior que sorprendentemente no hemos descubierto e incluso hemos mirado como algo desconocido.

 

 

Para descubrir dicha espiritualidad debemos desandar el camino de lo material empezando principalmente por vivir sin apegos.

 

El pensamiento de Tony de Mello, hace planteamientos radicales y parecer heterodoxo y cuestionable respecto de su doctrina y sin embargo no deja de tener afinidad con las ideas de los maestros más destacados de la religión y la historia.

 

De Mello propone la profundización en la propia vida, de forma que nos podamos liberar de las cadenas interiores que nos impiden vivir intensamente. Entiende además que a veces, hasta la misma religión, mal entendida, es fuente de conflictos psicológicos innecesarios para vivir la libertad interior que nos aleje del dolor, la angustia y depresión tan comunes en el mundo moderno.

 

En la primera parte del libro “Autoliberación interior”  Anthony de Mello resalta varios puntos referidos a despertar espiritualmente para hallar la verdad y libertad genuinas:

 

1.- Estás dormido

 

No importa ser ateo, musulmán o católico; lo importante es la circuncisión y el bautismo del corazón. El estar despierto es cambiar tu corazón de piedra por uno que no se cierre a la verdad. Si estás doliéndote de tu pasado, es que estás dormido. Lo importante es levantarse para no volver a caer. La solución está en tu capacidad de comprensión y de ver otra cosa que lo que te permites ver

 

2.- Despierta

 

Estar despierto es aceptarlo todo, no como ley, ni como sacrificio, ni como esfuerzo, sino por iluminación. Aceptarlo todo porque lo ves claro y ya nada ni nadie te puede engañar. Es despertar a la luz. El dolor existe, y el sufrimiento sólo surge cuando te resistes al dolor. Si tú aceptas el dolor, el sufrimiento no existe. El dolor no es inaguantable, porque tiene un sentido comprensible en donde se remansa. Lo inaguantable es tener el cuerpo aquí y la mente en el pasado o en el futuro.

 

3.- Importa la vida

 

Ni tú, ni tus decisiones ni acciones importan en el desarrollo de la vida; es la vida la que importa y ella sigue su curso. Sólo cuando comprendes esto y te acoplas a la unidad, tu vida adquiere sentido.

 

4.- No te ates

 

Nos atamos voluntariamente, llenándonos de pesadas cadenas, y luego nos quejamos de no ser libres. ¿Quién te tiene que liberar si ni tú mismo eres consciente de tus cadenas? Las mujeres se atan a sus maridos, a sus hijos. Los maridos a sus mujeres, a sus negocios. Todos nos atamos a los deseos y nuestro argumento y justificación es el amor.

 

5.- No confundas los sueños

 

Si sois capaces de reconoceros dormidos, ser conscientes de que no estáis despiertos, ya es un paso.

 

Pues lo peor y más peligroso del que duerme es creer que está despierto y confundir sus sueños con la realidad.

 

Lo primero que necesitáis para despertar, es saber que estáis durmiendo y estáis soñando.

 

6.- ¡Qué lío!

 

Mi vida es un lío. ¿Soy capaz de reconocerlo? Necesito tener receptividad. ¿Estoy dispuesto a reconocer que el sufrimiento y la congoja los fabrico yo mismo? Si eres capaz de darte cuenta, es que comienzas a despertarte.

 

7.- El amor no duerme

 

Donde hay amor no hay deseos. Y por eso no existe ningún miedo. Si amas de verdad a tu amigo, tendrías que poder decirle sinceramente: "Así, sin los cristales de los deseos, te veo como eres, y no como yo desearía que fueses, y así te quiero ya, sin miedo a que te escapes, a que me faltes, a que no me quieras." Porque en realidad, ¿qué deseas? ¿Amar a esa persona tal cual es, o a una imagen que no existe? En cuanto puedas desprenderte de esos deseos-apegos, podrás amar; a lo otro no se lo debe llamar amor, pues es todo lo contrario de lo que el amor significa.

 

8.- Disparar gratuitamente

 

Hay un proverbio oriental que dice: "Cuando el arquero dispara gratuitamente, tiene con él toda su habilidad." Cuando dispara esperando ganar una hebilla de bronce, ya está algo nervioso. Cuando dispara para ganar una medalla de oro, se vuelve loco pensando en el premio y pierde la mitad de su habilidad, pues ya no ve un blanco, sino dos. Su habilidad no ha cambiado pero el premio lo divide, pues el deseo de ganar le quita la alegría y el disfrute de disparar. Quedan apegadas allí, en su habilidad, las energías que necesitaría libres para disparar. El deseo del triunfo y el resultado para conseguir el premio se han convertido en enemigos que le roban la visión, la armonía y el goce.

 

 

9.- Tú ya eres felicidad

 

Despertarse es la única experiencia que vale la pena. Abrir bien los ojos para ver que la infelicidad no viene de la realidad, sino de los deseos y de las ideas equivocadas. Para ser feliz no has de hacer nada, ni conseguir nada, sino deshacerte de falsas ideas, ilusiones y fantasías que no te dejan ver la realidad. Eso sólo se consigue manteniéndote despierto y llamando a las cosas por su nombre.

 

BREVE BIOGRAFÍA DE ANTHONY DE MELLO

 

Anthony de Mello también llamado Tony de Mello (Bombay, 1931— Nueva York, 1987) fue un sacerdote jesuita y psicoterapeuta muy conocido a nivel mundial por sus libros y conferencias sobre espiritualidad, donde utilizaba elementos teológicos de otras religiones y no solo de la tradición judeocristiana. Algunas de sus ideas fueron revisadas y notificadas como no ortodoxas por la Congregación para la Doctrina de la Fe el 24 de junio de 1998.

 

Sintiendo el llamado para el sacerdocio, inició sus estudios en la Compañía de Jesús, en Poona. Transcurrida esta trascendental etapa de su vida, se graduó en psicología, carrera que siguió en Estados Unidos, según la sugerencia y consejo del Padre Mann, provincial de la Orden.

 

Comenzó dirigiendo ejercicios espirituales para jóvenes novicios; que fueron el punto de partida para su carrera pública como director de almas, labor que continuaría durante toda su vida. Se basó en la metodología, los principios y la fuerza de los Ejercicios de Ignacio de Loyola, que había aprendido en España. Pero había agregado los ingredientes propios de su personalidad tan especial; y fueron numerosos sus retiros para la renovación del espíritu.

 

También participó en el Movimiento de Renovación Carismática, con gran intensidad. Ambas experiencias fueron la base de lo que vendría después.

 

Murió en la Universidad de Fordham, de un ataque cardiaco, la misma noche que había llegado a Nueva York, el 1 de junio de 1987. 

 

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